jueves, 16 de febrero de 2012

ARTÍCULOS


Importancia de la vegetación nativa de nuestras costas.


Juan Carlos Palacios

Parte de la Costanera Sur de nuestra ciudad, hoy exhibe un frondoso bosque nativo que cubre y protege la frágil barranca del cauce del río Uruguay. La importancia de la presencia de esta vegetación ribereña, merece ser conocida por todos y cada uno de los habitantes de nuestra ciudad y su preservación, un objetivo irrenunciable de la comunidad y sus autoridades.

Este bosque, en distintas épocas ha sido devastado por la mano del hombre. En el Salto del siglo XIX y comienzos de XX, lo habrá sido para la satisfacer las necesidades energéticas de los hogares de la incipiente ciudad, así como para la obtención de maderas apropiadas para ciertos usos de entonces.

La disponibilidad de otras fuentes energéticas, la entrada en vigencia de algunas normativas legales y la creciente conciencia ambientalista asumida por parte de la población, hicieron que al cabo de algunas cuantas décadas, la presión sobre este bosque en gran medida disminuyera, permitiendo que en algunos tramos, como el situado aguas abajo del Club de Pesca, iniciara un franco proceso de auto recuperación. 

Sin embargo, la cercanía a la planta urbana, ha hecho creer a algunas administraciones municipales, que ellas pueden disponer de este bosque y decidir sobre su suerte. En base a ese supuesto, nuestra Intendencia Municipal ha intervenido en distintos momentos quitando importante parte de la vegetación. Tal vez creyendo que se mejoraban las condiciones de algunos lugares en los que la población frecuentaba, se intervino despojando el área de vegetación y colocando churrasqueras, bancos y mesas de hormigón, como lo sucedido aguas debajo de La Vasca. Allí, al cabo de pocos años, la experiencia ha demostrado que el resultado no pudo haber sido peor. De aquel hermoso bosque en galería con abundante sombra antes existente, hoy apenas sobreviven unos pocos y débiles árboles nativos que muestran en su mayoría, la base de sus troncos quemados. La facilidad creada para el acceso al lugar, fue determinante para que algunos usuarios desarrollaran una constante depredación que en base al encendido de fogones, uso de hachas y motosierras, fue acabando con lo más preciado de dicho sitio;  la presencia de los árboles nativos. Como resultado de ello, se desató un severo proceso de erosión de costas al cual basta dar una mirada para comprobar su gravedad.

En otros casos los voceros municipales han considerado que la vegetación nativa o parte de ella es “mugre”, que hay que limpiarla, por lo cual han ordenado la concurrencia de cuadrillas municipales que con machetes y motosierras han destrozado la flora y los ambientes de su interior, deteniendo el complejo proceso de evolución ecológica que una y otra vez se reinicia e intenta recomponer el bosque que una vez allí existió.

Sobre ecosistemas y los procesos de evolución que en ellos ocurren, la población no está muy informada, algunos profesionales universitarios tampoco, mucho menos los obreros municipales que simplemente cumplen las órdenes de quien supuestamente sabe lo que hace.

Este bosque ribereño, es también llamado bosque en galería, selva fluvial, etc. Presenta en su composición características notables, como la de estar integrado por especies de árboles y vistosas enredaderas que provienen de la selva misionera del Alto Uruguay. Sus propágulos fueron transportadas por el río Uruguay desde esas zonas subtropicales y depositados en nuestras costas en donde encontraron condiciones de ambientales, (fundamentalmente temperatura y humedad) propicias para su desarrollo. Hacia el sur, estas condiciones van cambiando hasta desaparecer, haciendo imposible la sobrevivencia de estas especies.

Antes de la construcción de la Represa de Salto Grande, las costas e islas del río, en el tramo situado entre la obra y Bella Unión presentaba similar formación vegetal,  pero la realización de esta obra y el llenado de su lago, terminaron con su existencia.

Ese es el motivo por el cual nuestras costas son parte del pequeño trayecto y único lugar en todo el territorio uruguayo en el que pueden encontrarse esas valiosas especies. Esta ya constituye por si misma, una muy importante razón para proteger la preciada formación vegetal que frente a nuestra ciudad exhiben nuestras costas. Su presencia le otorga a Salto un aspecto que la distingue. La importancia de este bosque con sus árboles y enredaderas es tal, que la misma debiera ser considerada y declarada área de preservación permanente como es la tendencia ambientalista de las ciudades que se precian de proteger su medio ambiente.